Pilar Palacios

No sé qué estudiar ¿Qué hago?
5 preguntas poderosas para decidir mejor.

Cuando te invaden sensaciones de preocupación, de confusión, de desconfianza ante tu futuro académico; cuando le das vueltas y más vueltas a lo que te dicen por aquí y por allá, sin llegar a sacra nada en claro; cuando sientes que deberías seguir tu camino de aprendizaje y no tienes ni idea de por dónde empezar; cuando te sientes agobiad@, encontrar un espacio y unos momentos para, a solas, poner en orden tus pensamientos, deseos, expectativas, temores, perspectivas, presiones, puede ser una buena decisión.

En mi caso, esos rincones de calma los encuentro en la naturaleza, paseando entre bosques, subiendo y bajando montañas, recogiendo flores y perdiéndome por caminos nuevos. Mientras camino, pienso, siento y elijo soluciones para mis inquietudes. Me asaltan las mismas dudas que no quieren irse porque no las escucho lo suficiente, me entran ganas de zanjar asuntos a la brava, me invaden impulsos eléctricos que, en el fondo, me aceleran aún más en lugar de calmarme.

Cuando, en mitad de la ruta, miro a lo lejos, veo todavía el camino que aún me queda por recorrer. Y es entonces cuando celebro y agradezco tener la oportunidad de conocerme un poquito más, de elegir algo, lo que sea: seguir con el tema, aparcarlo un rato, consultarlo con alguien inspirador, hacer esto o aquello, en fin, tomar una decisión que me mueva, que me haga actuar distinto a como venía haciendo, sin llegar a resolver nada.

Ver que por mucho que haya andado, me queda mucho por andar, me equilibra. Caminar por el bosque es toda una lección de vida.

Pero, ¿qué tienen que ver tus paseos por la montaña con mi indecisión a la hora de elegir qué estudiar? Pues mucho, mucho más de lo que parece. Quizá a ti te guste más el mar, la ciudad, las cuatro paredes de tu habitación, el bar de la esquina, no lo sé.

El caso es que seguro que hay algún lugar en el que te sientas mejor, aunque estés sol@. Esa es tu fuente de paz para hacerte y responder a 5 preguntas transformadoras. 5 preguntas que si no puedes responderte a solas, puedes responderte con ayuda de gente en la que confíes.

Se trata de que te conozcas mejor. Sí, ya sé que tod@s creemos conocernos mejor que nadie a nosotr@s mism@s. Si estoy conmigo todo el santo día… Pero, quizá, el espejo que cada mañana te saluda no es el que tenga toda tu verdad; hay muchos espejos por ahí que nos devuelven una imagen de nosotr@s mism@s distinta a la del confort y la seguridad de casa. Nuestro autoconcepto está hecho de espejos, preguntas y respuestas.

Te propongo un reto de autoconocimiento, potente, muy potente, para ayudarte a decidir qué estudiar. Son cinco preguntas, una para cada día. Empieza un lunes y acaba un viernes. Déjate el fin de semana para pulir tu decisión y poder pasar a la acción a la semana siguiente.

Y escribe. Escribe las respuestas. Haz ese esfuerzo, preguntarte y responderte POR ESCRITO. Lo que escribimos, lo que tachamos y reescribimos, queda mejor grabado en nuestra conciencia; aunque luego lo quemes…

  1. ¿Con qué actividades disfrutas y se te pasa el tiempo volando?

No prejuzgues, no juzgues. Da igual si para otr@s es una pérdida de tiempo, si no parece una actividad rentable, si con eso se gana poco o mucho dinero. Todo eso es importante, sí, pero se trata de que respondas a la pregunta, de que te ciñas a TU realidad, no de que digas lo que no sientes como tuyo.

Fíjate que no te pregunto por con qué asignaturas disfrutas más, sino por las actividades, lo que haces y disfrutas.

  1. ¿Para qué actividades te gustaría tener más tiempo al día?

Para dormir, para estar con amig@s, para jugar, para hacer deporte… Da igual. Tú y sólo tú respondes por y para ti. Es bueno escuchar lo que nos dice la gente que nos quiere, que nos aprecia, pero es básico que te escuches a ti, a lo que desde dentro te sale como un torrente de verdad. Aunque duela. Si no eres sincer@ contigo, ¿con quién lo vas a ser?

Por cierto, de nuevo, no hablamos necesariamente de estudios, sino de aquello con lo que no te cansas y te hace sentir bien.

  1. ¿Qué te dicen los demás que haces bien?

Aquí necesitas mirarte en otros espejos, no en el tuyo como en las dos preguntas anteriores.

Quizá te ayude hacer una pequeña encuesta entre tus allegad@s. Comparte la pregunta: ¿tú qué crees que hago bien? Así, en abierto, sin pistas. Y prepárate para estar callad@, para escuchar lo que te digan con las palabras que los demás elijan, sin poner ni quitar.

Aceptar lo que los demás piensan de nosotros no sólo es un ejercicio de humildad; es el arte de conocerse y crecer. 

  1. ¿Qué harías, si tuvieras la seguridad de que vas a tener éxito?

Ganarlo todo y ganarlo siempre estaría muy bien. Pero, tú y yo sabemos que, eso, es un imposible. Sin embargo, por un momento, en ese rincón de calma que has elegido, atrévete a soñar con aquello a por lo que lanzarías de cabeza si supieras que va a acabar bien, muy bien.

Vale, tod@s necesitamos tener certeza de que lo que hacemos estará bien, sirve para algo, es, incluso, reconocido y aplaudido. Sí. Pero aquí y ahora se trataría de poner el foco en aquello que harías sin los fantasmas del fracaso anticipado. Atrévete a imaginarlo…Ah, y escríbelo, no te olvides.

  1. ¿En qué estarías dispuest@ a trabajar sin cobrar?

No, no me ha dado un ataque de ingenuidad. Ya sé que las cosas tienen un precio, no son gratis. Alguien paga por ellas, aunque a ti pueda parecerte que se regalan.

Lo que te pregunto es qué habría – porque lo hay, seguro – que te apasione tanto, tanto, que cobrar no fuera condición sine qua non.  

Agotador, ¿verdad? Quizá, sí, pero estoy convencida de que, si haces estos “deberes”, en una semana tendrás unas respuestas más claras a tus dudas, te conocerás un poco mejor y tendrás ganas renovadas de lanzarte a la aventura de aprender. Toma perspectiva y confía en ti.

Gracias por llegar hasta aquí. Si me necesitas para encontrar, perseguir y lograr ese propósito de vida, estoy a tu disposición amig@.

¡Pasemos a la acción!

Deja un comentario